Liderazgo Profesional



No falla, en algún momento y/o área específica de nuestra vida llegamos a un punto en el que tenemos que, o coger las riendas y ser el líder o bien reconocer humildemente que de momento no estamos a la altura y dejar nuestro ego bien guardadito mientras somos seguidores.

Hace un tiempo hablamos del error que mucha gente comete relacionando ser un Macho Alfa con ser alguien agresivo y que siempre trata de imponer su visión del mundo al resto. Pues bien, hoy hablaremos de las veces en las que uno tiene que usar –correctamente- su autoridad como opuesto a ser autoritario.

La verdad cae por su propio peso

A no ser que seas militar o pertenezcas a una secta peligrosa, cualquier persona tiene el derecho de pedir explicaciones a un jefe o maestro sobre las decisiones que toma.

Realmente tú no sabes si los criterios que se han tomado para ascender a alguien han sido los adecuados, así que al menos al principio es lógico que esperes cierta demostración de valía por parte de aquellos que ocupan un cargo más alto en una organización.

Ahora bien, si has llegado a cierto estatus y ha sido por la mejor de las vías –es decir, sin enchufes ni favoritismos personales- se supone que es por tu conocimiento y experiencia haciendo tus funciones, ejerciendo en aquello para lo que has estado trabajando durante años.

Aún así debes seguir demostrando a la gente a tu cargo que estás donde estás por tus habilidades, y eso sin la vía fácil del “esto es así por que lo digo yo” si no enseñando el sentido común detrás de tus decisiones, hacer que entiendan que están destinadas para el bien común –al menos en parte- y la importancia de que todo el mundo –jefe o no- cumpla correctamente sus funciones.

Afortunadamente cada día el mundo es un poco menos autoritario, al menos en el sentido clásico de la palabra. En la actualidad la tiranía de los poderosos tiene al menos que ser más sutil, digamos más “políticamente correcta”.

Con esto decimos obviamente que el mundo sigue siendo injusto, duro y a veces desquiciante, pero que al mismo tiempo la gente tiende a ser más rebelde con el modelo de mando despótico característico de otros tiempos.

Bueno, poder lo que se dice poder puedes intentarlo, pero cuando descubras que eres el más odiado del lugar y que sin querer estás poniendo tu solo la cabeza en la guillotina para aquellos que buscan tu puesto seguro será ya demasiado tarde.

Ser seguidor de los mejores

El liderazgo, como cualquier aspecto del poder suele ser atrayente para la mayoría, pero por otro lado requiere de un extra de energía y atención en relación con ser seguidor.

Ser seguidor es sencillo cuando puedes escoger a quien sigues y este tiene tu respeto y el de otros líderes de su mismo ámbito, y es el mejor camino para aprender de los grandes y poder serlo tú en un futuro.

Yo por ejemplo en mi profesión siempre he procurado ser seguidor de las personas con mayor experiencia y éxito, aunque no todo el mundo parece ser capaz de hacer lo mismo. En ocasiones los mejores tienen cosas de su carácter que nos repelen, no siempre tienen la razón y toman decisiones arbitrarias e incomprensibles, tienen rasgos ególatras, mal humor…

Pero si son los mejores y están donde están es por sus éxitos, porque son aquellos que marcan la diferencia y valen más que los demás en ciertas cosas, y por eso se mantienen invariablemente en los primeros puestos sin apenas esforzarse ni preocuparse demasiado de cómo está el ranking.

En un mundo ideal todos seríamos los mejores en todo y viviríamos en un mundo perfecto y feliz, pero la realidad es que hay personas que a pesar de todos sus defectos nacen con un don especial para algo, aquellos que abren nuevas vías por las que andarán luego las siguientes generaciones.

Pues bien, a pesar de los diferentes humores y temperamentos nunca he tenido problemas en ser seguidor de cualquiera que puede ayudarme a ascender al siguiente nivel de conocimiento, y tampoco ellos han mostrado reserva ni oposición a ello.

Ni que decir tiene que a cambio tienes que aguantar ciertas cosas que tal vez no te gusten de su forma de actuar, de acuerdo, pero las recompensas pueden ser incalculables ¿no es mejor tener roces en el trato con los mejores, con aquellos que tendrán un hueco en los libros de historia que con cualquier enteradillo del tres al cuarto?

No tengas nunca reservas en aprender de los mejores y ser seguidor cuando es necesario.

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