
Probablemente escucharás que asistir a universidades privadas no representa esfuerzo alguno porque “comprás el título” o porque la exigencia es menor. O puede que te aconsejen no asistir a una universidad pública porque te encontrarás con muchos obstáculos en el camino y por temas burocráticos. También se habla sobre el prestigio de una u otra universidad, según el ámbito de estudio subyacente, resaltando o desvalorizando el esfuerzo de quienes enseñan y estudian en esas instituciones.
Para que puedas tomar una decisión coherente y apropiada con vos mismo, es necesario quitar del camino todos estos prejuicios que están arraigados a tu alrededor (o en tu interior, quizá). Quizá hay gran parte de mito en estas frases o quizá solo un poco. Sin embargo, aunque parezca asombroso, ninguno de estos temas debería resultar relevante a la hora de elegir. Existen, en cambio, algunas diferencias entre ellas que sí pueden tener importancia en tu trayectoria educativa y que, a veces, no son tenidas en consideración:
- Contenidos: lo primero a evaluar es el plan de estudios de la carrera. En algunas carreras, las universidades tienen orientaciones bien marcadas mientras que, en otras, los contenidos son más eclécticos. Si ya tenés una idea clara de lo que estás buscando, la elección resultará más sencilla. En cambio, si aún no estás seguro, probablemente te resulte más conveniente una universidad que te permita conocer diferentes campos para que luego puedas hacer tu propio camino.
- Opciones de días y horarios de cursada: si, además de estudiar, está entre tus planes trabajar, este es un aspecto importante, ya que colaborará con tu organización. La oferta de días y horarios de cursada te habla sobre la flexibilidad que tendrás a lo largo de tus años de estudio.
- Cambio de clase y compañeros: en las universidades públicas, dado que la inscripción es por materias, luego de cursar una, deberás cambiarte de aula y, por lo tanto, rotarán muchos de tus compañeros. En las universidades privadas este punto es más estable, ya que son los profesores quienes suelen trasladarse y el grupo de compañeros frecuentemente es el mismo a lo largo de toda la cursada. Para algunas personas, este hecho es fundamental ya que necesitan de cierta estabilidad y porque suelen sentirse mucho más contenidos con una red social conocida. Sos vos quien mejor se conoce en este aspecto y podrás analizar qué es lo que más te convendrá.
- Aspecto económico: aunque no sea el aspecto más agradable de analizar, es importante tenerlo en cuenta. Debemos ser conscientes de nuestra capacidad para solventar, no solo la cursada, sino los gastos que una universidad y una carrera implican. Desde ya, este punto también está directamente relacionado con la posibilidad o no de trabajar en simultáneo.
- Modalidad de enseñanza: en las universidades privadas, suele reinar un estilo más directivo, mientras que en las estatales, el estilo es más autodidacta. Aquí es fundamental que reflexiones sobre tu capacidad de autonomía y tu organización.
- Sistemas de pasantías y prácticas: aquí conocerás cuáles serán las oportunidades de inserción en el mundo laboral previas a la graduación.
Ninguno de estos puntos es positivo o negativo por sí mismo, porque lo que hay que buscar, en verdad, es aquella universidad que mejor se adecúe a lo que estás buscando. Esto es, que sea un espacio donde te sientas cómodo, puedas aprender, disfrutar de tu aprendizaje y de tu desarrollo profesional en esta primera etapa.
Como conclusión, cuando pienses en una universidad, no hay nada mejor que pensarte a vos mismo en ella.
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